sábado, 10 de octubre de 2009

"SEXOLOGIA TRASCENDENTAL II"

El último siglo ha sido testigo de transformaciones extraordinarias en el campo de la Sexología, especialmente a través de Sigmund Freud y sus continuadores.

Hoy día se reconoce al sexo como el centro de gravedad de todas las actividades humanas; alrededor del sexo giran todos los aspectos sociales de la vida.

Nosotros, a la luz de la filosofía perenne o Gnosis Universal, no podemos menos que reconocer en la energía creadora sexual, la raíz misma de la Vida y la causa primera de la Creación.

En lo tocante al ser humano, la energía sexual no sólo está relacionada con la reproducción de la raza y la salud del cuerpo, sino que las energías expresadas en las esferas de pensamiento, sentimiento y voluntad no son sino modificaciones de esta misma energía, cuyo aspecto más trascendental está vinculado con el Espíritu Divino.

Comúnmente se considera la función generadora del sexo, pero pocos tienen en cuenta su relación con la caída edénica y la degeneración de la humana especie, menos aún su actividad regeneradora en el terreno de lo psico-somático y lo espiritual, permitiendo el desarrollo de las infinitas posibilidades humanas en relación con el Deber Cósmico y los objetivos de la Manifestación.

Samael Aun Weor / Resumen-Conferencia.

Sexología Trascendental

LOS TRES TIPOS DE SEXUALIDAD

Infrasexualidad

En la tradición cabalista se dice que Adán tenía dos esposas: Lilith y Nahemah. Esotéricamente son dos esferas tenebrosas que representan la infrasexualidad.

Esfera de Lilith

La esfera de Lilith se distingue por su crueldad. La psicología de esta esfera tiene variados aspectos. Monjes y monjas que odian al sexo. Homosexuales en los conventos. Homosexuales fuera de toda vida monacal. El mundo de los anticonceptivos y preservativos. Abortos provocados. Gentes que se entregan a la masturbación. Gentes criminales de lupanar. Gentes que gozan torturando a otros. En esta esfera hallamos los crímenes más horribles que registran las crónicas de policía. Horribles casos de sangre, crímenes de origen homosexual. Espantoso sadismo. Masoquismo. Homosexualismo en las cárceles. Lesbianismo. Espantosos crímenes mentales. Aquellos que gozan haciendo sufrir al ser que aman. Infanticidios horribles, parricidios, etc. Sodomitas. Uniones sexuales contra natura, extravaginales. Combinación de sexo y drogas. Gentes que creen llegar a Dios odiando el sexo. Gentes anacoretas que aborrecen al sexo y que lo consideran vulgar y grosero. Toda clase de desviaciones y depravaciones sexuales.

Esfera de Nahemah.

La esfera de Nahemah seduce con el encanto de su belleza maligna. En esta esfera infrasexual hallamos a todos los tenorios y casanovas. En esta esfera se desenvuelve el mundo de la prostitución. Los infrasexuales de Nahemah se sienten muy hombres. En esta esfera viven aquellos que se relacionan con muchas mujeres. Ellos se sienten felices en el adulterio. En la esfera de Nahemah hallamos también a millones de prostitutas. Estas pobres mujeres son víctimas del encanto fatal de Nahemah. En la esfera de Nahemah hallamos elegantes señoras de alta posición social. Estas gentes son felices en el adulterio. Ese es su mundo. En la región infrasexual de Nahemah también encontramos dulzura que conmueve al alma. Virginidades que seducen con el encanto de sus ternuras. Mujeres bellísimas que seducen. Hombres que abandonan sus hogares hechizados por el encanto de esas beldades preciosísimas. Embelesos indescriptibles. Pasiones incontenibles. Salones preciosísimos, elegantes cabarets, lechos mullidos, bailes deliciosos, orquestas del abismo, palabras de romance que no se pueden olvidar. Aquí también encontramos a las gentes que cantan al amor libre. Aquellos que sólo ven la sensualidad en el sexo, etc., etc., etc.

SEXUALIDAD NORMAL

La sexualidad normal, en sí, es hermosa: se une el hombre a su mujer, se aman, reproducen su especie, llevan una vida mesurada, etc., viven, eso sí, de acuerdo con los intereses de la Naturaleza. Simples maquinitas que captan tipos y subtipos de energías que retransmiten automáticamente a las capas inferiores del planeta. Nosotros nos reproducimos incesantemente con la sexualidad normal o vulgar, eso es necesario para la economía de la Naturaleza. Eso es todo.

SUPRASEXUALIDAD

Entrar en el terreno suprasexual es entrar en el camino de las transformaciones extraordinarias. Este es el camino de aquellos que verdaderamente saben amar. Esta es la senda del Matrimonio Perfecto. Para que haya Amor se necesita una verdadera comunión de almas en las tres esferas de pensamiento, sentimiento y voluntad. Cuando los dos seres vibran afines en sus pensamientos, sentimientos y voliciones, se realiza un Matrimonio Perfecto.

Para entrar en el terreno de lo suprasexual, se requiere ante todo transmutar la energía creadora.

Cuando el hombre y la mujer se unen sexualmente en Matrimonio Perfecto son en esos instantes de voluptuosidad, verdaderos dioses inefables. El hombre y la mujer sexualmente unidos, forman un andrógino divino perfecto, un Elohim macho-hembra. Una divinidad terriblemente divina. Las dos mitades separadas desde el amanecer de la vida se unen por un instante para crear. Eso es inefable, sublime... Eso es cosa de paraíso.

Durante el acto secreto, durante el éxtasis sexual, la pareja está rodeada de fuerzas, de esta tremenda energía terriblemente divina. En esos instantes de dicha suprema y besos ardientes que incendian las profundidades del alma, podemos retener esa luz maravillosa para purificarnos y transformarnos absolutamente. Cuando se derrama del Vaso de Hermes, cuando viene el derrame, la luz de los Dioses se retira dejando abiertas las puertas para que entre en el hogar la luz roja, sanguinolenta del Abismo. Entonces el encanto desaparece y viene la desilusión y el desencanto.

Lo importante es saber transmutar el Ens-Seminis o esperma sagrado en energía creadora. Algunas escuelas iniciáticas daban la clave en latín: “Inmissio membri virile in vagina feminae sine ejaculatio seminis”.

Mediante la sabia transmutación del Ens-Seminis, se logra la total revitalización del organismo, tonificando el sistema nervioso y estimulando las glándulas de secreción interna.

Así mismo, el cerebro se seminiza, se empapa de energía creadora, regenerándose grandes áreas cerebrales hoy día inactivas. Es decir, no solamente nos confiere la capacidad de engendrar hijos sanos, sino también estimula y activa las facultades creadoras en el mundo del Arte, o de la Ciencia.

Por el camino de la sublimación de la libido sexual se consigue la disolución de las falsas creaciones interiores, el hombre viejo, la coagulación de una naturaleza superior manifiesta en el Nacimiento Segundo o surgimiento del hombre nuevo: el Hombre Verdadero.

La flama bendita del Amor nos conduce por la Senda del Filo de la Navaja hasta la completa integración de lo humano con lo divino, hasta el reino del Super-Hombre, a través de la Auto-Realización Intima del Ser.

EL MILAGRO DEL AMOR

Amar, cuán grande es Amar. Sólo las Grandes Almas pueden y saben Amar. Nada hay más poderoso que la fuerza del Amor.

El Amor es ternura infinita... El Amor es la vida que palpita en cada átomo como palpita en cada Sol.

El Amor se siente en lo hondo del corazón; es una vivencia deliciosa, es un fuego que consume, un vino divino, delirio del que lo bebe. Un simple pañuelito perfumado, una carta, una flor, promueven en el fondo del alma tremendas inquietudes íntimas, éxtasis exóticos, voluptuosidad inefable.

El Amor comienza con un destello de simpatía, se substancializa con la fuerza del cariño y se sintetiza en adoración.

Para que exista verdadero amor entre las parejas, debe haber afinidad de pensamientos, afinidad de sentimientos e inquietudes idénticas. El beso viene a ser, entonces, la consagración mística de dos almas ávidas de expresar lo que interiormente viven. El acto sexual viene a ser la consubstancialización del amor en el realismo psicofisiológico de nuestra naturaleza. Secuencialmente, un Matrimonio Perfecto es la unión de dos almas: una que ama más, otra que ama mejor.

El Amor, está escrito, es la única religión asequible. Hermes Trismegisto, el tres veces grande Dios Ibis de Thot, dijo: “te doy amor, en el cual está contenido todo el sumun de la Sabiduría”.

¡Cuán noble es el varón, cuán noble es la mujer, cuando en verdad están unidos por el vínculo del amor! Una pareja de enamorados se torna mística, caritativa, servicial. Si todos los seres humanos viviesen enamorados, si se amasen entrañablemente, reinaría la felicidad, la paz, la armonía y la perfección sobre la faz de la Tierra.

Cuando la pareja en realidad de verdad está enamorada, se producen en sus organismos transformaciones maravillosas. ¿Por qué? Porque el amor es una efusión, una emanación energética que brota desde lo más hondo de la conciencia. Esas radiaciones del amor estimulan las glándulas endocrinas y éstas, a su vez, producen miríadas de hormonas que invaden los canales sanguíneos, llenándolos de extraordinaria vitalidad. “Hormona” viene de una palabra griega que significa “ansia de ser”, “fuerza de ser”. ¡Cuán pequeña es una hormona, pero cuán grandes poderes tiene para revitalizar el organismo humano! Uno se asombra al ver a un anciano decrépito cuando se enamora. Entonces sus glándulas endocrinas producen hormonas suficientes como para revitalizarlo y rejuvenecerlo.

Las estrellas también saben amar. Observemos las noches deliciosas de plenilunio: ellas se acercan entre sí, y a veces se fusionan, se integran totalmente...”¡Una colisión de mundos”, exclaman los astrónomos; más –en realidad de verdad– lo que ha sucedido es que dos mundos se han integrado con los lazos del amor, convirtiéndose en una nueva masa.

Los planetas de nuestro Sistema Solar giran alrededor del Sol, atraídos por esa fuerza maravillosa del amor. Observemos el centelleo de los mundos en el firmamento estrellado: comulga –tal centelleo luminoso, las ondas de luz, las radiaciones– con el suspiro de la flor. Hay, pues, amor entre la estrella y la rosa que lanza al aire su perfume. El Amor, en sí mismo, es universal, profunda y terriblemente divino.

El Amor es una fuerza cósmica, una fuerza universal que palpita en cada átomo como palpita en cada Sol.

El Amor reside en el Ser de todo y su propósito eminente es mantener la unidad en el Universo de la mutiplicidad.

En los tiempos antiguos siempre se rendía culto al amor y a la mujer. No hay duda de que la mujer es el pensamiento más bello del Creador, hecho carne, sangre y vida.

Amar, repetimos, es algo inefable, divino. Amar es un fenómeno cósmico extraordinario, en el jardín del amor sólo reina la dicha.

Cuando una pareja está unida en la cópula sexual con los lazos del verdadero amor, las fuerzas más divinas de la Naturaleza la rodean. Esas fuerzas crearon el Cosmos, esas fuerzas han venido nuevamente para volver a crear. En esos momentos, el hombre y la mujer son verdaderos Dioses, en el sentido más completo de la palabra. Pueden crear como Dioses. He ahí lo grandioso del amor. Son extraordinarias las fuerzas que rodean a la pareja durante el acto sexual, en la cámara nupcial. El ser humano podría retener esas fuerzas extraordinarias si no las malgastara en el holocausto del placer animal que a nada conduce, si en verdad respetara la fuerza maravillosa del amor...

El hombre es la fuerza expansiva de toda creación, la mujer es la fuerza receptiva... Hombre y mujer son las dos columnas del Templo.

METAFISICA PRACTICA

La auténtica magia, la metafísica práctica de Bacon, es la ciencia misteriosa que nos permite controlar las fuerzas sutiles de la Naturaleza. La magia práctica es, según Novalis, el arte prodigioso que nos permite influir conscientemente sobre los aspectos interiores del hombre y de la Naturaleza.

El Amor es, fuera de toda duda, el ingrediente íntimo de la magia. Es ostensible que la substancia maravillosa del amor obra mágicamente. También Goethe, el gran iniciado alemán, se declaraba por la existencia mágica del Ser Creador; por una magia anímica que actúa sobre los cuerpos.

La ley fundamental de todo influjo mágico se basa en la polaridad. “Todos los seres humanos sin excepción tenemos algo de fuerzas eléctricas y magnéticas en nosotros y ejercemos, al igual que un magneto, una fuerza de atracción y otra de repulsión... Entre los hombres y mujeres que se adoran es muy especialmente poderosa esa fuerza magnética y es incuestionable que su acción llega muy lejos”.

“La palabra Magia se deriva de la raíz aria Mab (de ahí en persa Maga, en sánscrito Mahas, en latín Magis, en alemán Mebr, o sea, Más), significando en el propio sentido un saber y conocer más que la medida corriente”.

En nombre de la verdad tenemos que decir lo siguiente: no son hormonas o vitaminas de patente lo que la humanidad necesita para vivir, sino pleno conocimiento del tú y yo, y por ende, el intercambio inteligente de las más selectas facultades afectivas entre el hombre y la mujer.

La Magia Sexual, el Maithuna, se fundamenta en las propiedades polares del hombre y de la mujer que, fuera de toda duda, tienen su elemento potencial en el falo y el útero.

El funcionalismo sexual desprovisto de toda espiritualidad y de todo amor es únicamente un polo de la vida. Ansia sexual y anhelo espiritual en plena función mística, constituyen en sí mismos los dos polos radicales de todo erotismo sano y creador.

Para nosotros los gnósticos, el cuerpo físico es algo así como alma materializada, condensada y no un elemento impuro, pecaminoso, como suponen los tratadistas de la ascética absoluta de tipo medieval. En contraposición a la ascética absoluta con su carácter negador de la vida, surge como por encanto la ascética revolucionaria de la Nueva Era Acuaria: mezcla inteligente de lo sexual y lo espiritual.

A todas luces resalta con entera claridad meridiana que la Magia Sexual, la Sexo-Yoga conduce inteligentemente a la unidad mística del alma y la sensualidad, o sea, la sexualidad vivificada; lo sexual deja entonces de ser motivo de vergüenza, disimulo o tabú y se torna profundamente religioso.

De la plena fusión integral del entusiasmo espiritual con el ansia sexual, deviene la conciencia mágica. Es urgente, inaplazable, indispensable emanciparnos del círculo vicioso del acoplamiento vulgar y penetrar consciente en la esfera gloriosa del equilibrio magnético.

Debemos redescubrirnos en el ser amado, hallar en él la Senda del Filo de la Navaja.

La Magia Sexual prepara, ordena, enlaza, ata y desata también de nuevo en ritmo armónico, esos miles de millones de dispositivos físicos y psíquicos que constituyen nuestro universo interior.

Reconocemos dificultades. Es incuestionable el doble problema que presentan las corrientes nerviosas y las sutiles influencias que en forma consciente actúan sobre el ánimo.

Gobernar sabiamente tan delicados mecanismos, corrientes e influencias, durante el trance sexual, sólo es posible a través de la experiencia personal de cada cual.

Este tipo específico de conocimiento resulta intransmisible, es el resultado de la experimentación individual, no es algo que se pueda mostrar como aprendible y visible.

FUEGO SEXUAL

La transmutación sexual del Ens-Seminis en energía creadora se hace posible cuando evitamos cuidadosamente el abominable espasmo, el inmundo orgasmo de los fornicadores.

La bipolarización de ese tipo de energía cósmica en el organismo humano fue desde los antiguos tiempos analizada en los colegios iniciáticos de todo el mundo.

El ascenso de la energía seminal hasta el cerebro se verifica gracias a cierto par de cordones nerviosos que en forma de ocho se desenvuelven espléndidamente a derecha e izquierda de la espina dorsal.

Viejas tradiciones que surgen de entre la noche profunda de todas las edades, dicen que cuando los átomos solares y lunares del sistema seminal hacen contacto con el Tribeni, cerca del coxis, entonces por simple inducción eléctrica despierta una tercera fuerza; quiero referirme al fuego maravilloso del amor.

Escrito está en los viejos textos de la Sabiduría Antigua, que el orificio inferior del canal medular en las personas comunes y corrientes se encuentra herméticamente cerrado; los vapores seminales lo abren para que el fuego sagrado de la sexualidad penetre por ahí.

A lo largo del canal medular se procesa un juego maravilloso de variados canales que se penetran y compenetran mutuamente sin confundirse debido a que están ubicados en diferentes dimensiones; recordemos al Sushumna y a otros como el Vajra, el Chitra, el Centralis y al famoso Brahmanadi, cuando jamás cometemos el crimen de derramar el semen.

Absurdo es enfatizar la equivocada idea de que el erótico fuego de todas las dichas emprenda el viaje de retorno hasta el coxis después de la encarnación del Ser (el Jivatma) en el corazón del hombre. Falsedad horripilante es aquella que afirma torpemente que la flama divina del amor, después de haber gozado su unión con Paramashiva, se separa en viaje de retorno por el camino inicial. Tal regreso fatal, dicho descenso hasta el coxis, sólo se hace posible cuando el iniciado derrama el semen; entonces cae fulminado por el rayo terrible de la Justicia Cósmica.

El ascenso del fuego sexual por el canal medular se realiza muy lentamente, de acuerdo con los méritos del corazón. Los fuegos del cardias controlan sabiamente el ascenso milagroso de la flama del amor. Obviamente tal llama erótica no es algo automático o mecánico, como suponen muchos equivocados sinceros. Este fuego serpentino despierta exclusivamente con el deleite sexual amoroso y verdadero. Jamás ascendería la flama erótica por el canal medular de parejas unidas por mera conveniencia personal. Sería imposible el ascenso de la llama santa en la espina dorsal de hombres y mujeres adúlteros. Nunca subiría el fuego de las delicias sexuales en la espina dorsal de aquellos que traicionan al Gurú. Jamás ascendería el fuego sexual por la médula de los borrachos, afeminados, lesbianas, drogadictos, asesinos, ladrones, mentirosos, calumniadores, explotadores, codiciosos, blasfemos, sacrílegos, etc.

El fuego de los goces sexuales es semejantes a una serpiente de maravillas que cuando despierta, emite un sonido muy similar al de cualquier víbora azuzada con un palo. El fuego sexual, cuyo nombre sánscrito es Kundalini, se desarrolla, revoluciona y asciende dentro del áurea resplandeciente del Maha-Choan. El ascenso de la flama de las dichas ardientes a lo largo del canal espinal, de vértebra en vértebra, de grado en grado, resulta en verdad muy lento; jamás subiría instantáneamente, como equivocadamente suponen algunas personas que no poseen información correcta.

Huelga decir en gran manera y sin mucha prosopopeya que los 33 grados de la Masonería Oculta se corresponden esotéricamente con las 33 vértebras espinales.

Cuando el alquimista comete el crimen de derramar el Vaso de Hermes (me refiero al derrame seminal), obviamente pierde grados masónicos, porque el fuego de los encantos amorosos desciende una o más vértebras de acuerdo con la magnitud de la falta. Recuperar los grados perdidos suele ser espantosamente difícil; empero, está escrito que en la Catedral del Alma hay más alegría por un pecador que se arrepiente que por mil justos que no necesitan arrepentimiento.

En el magisterio del amor siempre somos asistidos por los Elohim, ellos nos aconsejan y ayudan.

La Universidad Adhyatmica de los sabios, examina periódicamente a los estudiantes que después de haber renunciado a Mammon (intelectualismo y riquezas materiales), disfrutan sabiamente de las delicadas del amor en el tálamo nupcial.

En la médula y en el semen se encuentra la clave de la redención y todo lo que no sea por allí, por ese camino, significa de hecho una pérdida inútil de tiempo. El fuego serpentino (Kundalini) se encuentra enroscado como cualquier culebra con tres vueltas y media dentro de cierto centro magnético situado en el hueso coxígeo, base de la espina dorsal.

Cuando la serpiente sexual despierta para iniciar su marcha hacia adentro y hacia arriba, pasamos por ciertas experiencias místicas trascendentales.

Incuestionablemente el fuego del amor nos confiere infinitos poderes trascendentales. La flama sexual es, fuera de toda duda, una verdad jehovística y vedantina a la vez. La llama sexual es la Diosa de la Palabra adorada por los sabios, cuando despierta nos confiere la iluminación. La flama erótica nos confiere esa Sabiduría Divina que no es de la mente y que está más allá del tiempo.

A través de la inteligente combinación del deseo sexual y del anhelo espiritual, cantando los mantram sagrados, la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes despierta para iniciar su éxodo por el canal medular. Resulta patente y manifiesto el aspecto maternal de la flama sagrada, que en forma serpentina asciende por la médula espinal. Flama con figura de culebra, divina llama sexual, Madre Sacratísima Kundalini.

En los cielos de conciencia, nuestra Madre Cósmica interior asume siempre la presencia maravillosa de una Madre Virgen.

Es Ella la que da el Mukti de la beatitud final y el Gnana de la Liberación.