EL RAYO DE LA MUERTE
El Rayo de la Muerte, reduce al llamado hombre, a una simple quinta esencia molecular. Así como una tonelada de flores puede reducirse a una simple gota de perfume esencial. La energía de la muerte, por ser tan fuerte, destruye totalmente el organismo humano. Es una corriente de tan altísimo voltaje, que inevitablemente destruye el organismo cuando llega a circular por éste. Así como un rayo puede despedazar un árbol, así también el rayo de la muerte, reduce a cenizas, el cuerpo humano. Es el único tipo de energía que el organismo no puede resistir. Este rayo conecta la muerte con la concepción. Los dos extremos se tocan. Cuando la esencia se desprende del viejo cuerpo, bajo el impacto terrible del rayo de la muerte, se produce una tensión eléctrica tremenda a una nota clave, cuyo resultado axiomático es el movimiento y combinación de los genes determinantes del futuro cuerpo físico. Así es como los sutiles constituyentes del huevo fecundo, se acomodan en disposición correspondiente, teniendo como base la tensión eléctrica y la nota clave de la muerte.
LO QUE CONTINÚA
Dos cosas van al sepulcro. La primera es el cuerpo físico, la segunda es la personalidad humana. Esta última como ya dijimos, se forma durante los primeros siete años de la infancia y se robustece con las experiencias. A veces la personalidad deambula por el cementerio, otras, sale de su sepulcro, cuando sus dolientes la visitan y le llevan flores. Pero a poco, la personalidad se va desintegrando. La personalidad es energética y atómica. La personalidad es perecedera. No existe ningún mañana para la personalidad del difunto, ella es mortal.
La personalidad no se reencarna. La personalidad es hija de su tiempo y muere en su tiempo. Aquella que continúa es la Esencia, es decir, el fantasma del muerto. Dentro de dicho fantasma, se desenvuelven el ego reencarnante, el Yo, el mi mismo. Este último es legión de Diablos que continúan. Es falso dividirnos entre dos Yoes, uno de tipo inferior y otro de tipo superior. El Yo es Legión de diablos, que se desarrollan normalmente dentro de nosotros mismos, eso es todo.
Mucho se habla en la literatura ocultista de un yo superior, de un yo divino pero resulta que ese tal yo superior no es tal yo. La Seidad Divina, trasciende todo Yoismo. Aquello que no tiene nombre profano es el Ser, el Eterno.
La Esencia es molecular, la esencia, el fantasma del muerto, vive normalmente en el mundo molecular, así pues, al morir salimos del mundo celular y entramos en el mundo molecular, en el mundo molecular, usamos un cuerpo molecular.
EL CUERPO VITAL
En el organismo humano existe un cuerpo Termo-Eléctrico-Magnético. Este es el cuerpo vital. Dicho cuerpo es el asiento de la vida orgánica. Ningún organismo podría vivir sin el cuerpo vital. Cada átomo del cuerpo vital, penetra dentro de cada átomo del cuerpo físico, para hacerle vibrar intensamente. Todos los fenómenos químicos, fisiológicos y biológicos, todo fenómeno de percepción, todo proceso metabólico, toda acción de las calorías, etc., tiene su base en el cuerpo vital. Este cuerpo es realmente la sección superior del cuerpo físico, el cuerpo Tetra-dimensional. En el último instante de la vida, dicho cuerpo se escapa del organismo físico. El cuerpo vital no entra al sepulcro. El cuerpo vital flota cerca del sepulcro y se va desintegrando lentamente conforme el cadáver se va desintegrando. Al sepulcro solo entran el cadáver y la personalidad del fallecido. El cuerpo vital, tiene más realidad que el cuerpo físico. Sabemos muy bien que cada siete años cambia totalmente el cuerpo físico y no queda ni un solo átomo antiguo en dicho cuerpo. Empero, el cuerpo vital no cambia. En dicho cuerpo están contenidos todos los átomos de la niñez, adolescencia, juventud, madurez, vejez y decrepitud. El cuerpo físico pertenece al mundo de tres dimensiones. El cuerpo vital es el cuerpo de la cuarta dimensión.
LA QUINTA DIMENSIÓN
Los fantasmas de los fallecidos viven en la quinta dimensión, esta es la Eternidad. Largo, ancho y alto forman las tres dimensiones del mundo celular. El tiempo, es la cuarta dimensión; la Eternidad es la quinta dimensión y aquello que está más allá de la Eternidad y del tiempo, corresponde a la sexta dimensión.
Realmente la liberación comienza en la sexta dimensión, el mundo del espíritu divino, es el mundo Electrónico. el mundo de la Sexta dimensión. Todo aquel que muere entra en la quinta dimensión.
La eternidad se abre para devorar a los fallecidos y luego los expulsa de su seno para regresarlos al mundo del tiempo y de la forma física. Los fallecidos son expulsados de la eternidad porque todavía no poseen el Ser. Solo quienes poseen el Ser pueden vivir en la eternidad. El Ser es el Intimo. El Espíritu. Es necesario trabajar primero con la materia molecular para fabricar alma y luego refinar la energía de esta alma a un grado más alto para fabricar espíritu. Hay que transmutar la materia molecular en electrónica y fusionar el átomo, para liberar el fuego sagrado que nos convierte en espíritus divinos.
LOS ANGELES DE LA MUERTE
Los ángeles que rigen los procesos de la concepción, viven normalmente en la cuarta dimensión y los que gobiernan la muerte en la quinta dimensión. Los primeros conectan la Conciencia con el Zoospermo, los segundos rompen la conexión que existe entre la Conciencia y el cuerpo físico.
Los ángeles de la muerte son en sí mismos hombres perfectos, es muy amarga la pérdida de un ser querido y parecería como si los ángeles de la muerte fuesen demasiado crueles, pero ellos realmente no lo son, aun cuando parezca increíble. Los ángeles de la muerte trabajan de acuerdo con la ley, con suprema sabiduría y muchísimo amor y caridad. Esto solo lo podemos entender claramente cuando nos identificamos con ellos en el mundo molecular y en el mundo electrónico. Los ángeles de la vida le dan al ser humano un cuerpo vital para que pueda vivir. Los ángeles de la muerte le quitan al ser humano la vida. Esto lo hacen cortando el cordón de plata. Dicho cordón se corresponde con el cordón umbilical y es séptuple en su interna constitución íntima. Los ángeles de la vida conectan al cuerpo molecular de los desencarnados con el zoospermo. Así todos, vuelven a tener un nuevo cuerpo, realmente el cordón de plata es el hilo de la vida que los ángeles de la muerte rompen en su día y en su hora de acuerdo con la ley del destino. Este hilo maravilloso pertenece a las dimensiones superiores del espacio y solo puede ser visto con el sentido espacial.
Los moribundos suelen ver al ángel de la muerte como una figura esquelética espectral bastante horrible. Realmente lo que sucede es que éste se reviste con el traje que corresponde a su oficio. En la vida práctica el policía viste el uniforme; el médico, su bata blanca; el juez, su toga; el sacerdote su hábito religioso, etc. Las vestiduras funerales y la esquelética figura de los ángeles de la muerte, horrorizan a aquellos que todavía no han despertado la conciencia. Los símbolos funerales de los ángeles de la muerte son: la hoz que siega vidas, la calavera de la muerte, el búho, la lechuza, etc. Fuera de su trabajo, la apariencia de los ángeles de la muerte es la de hermosos niños, sublimes doncellas, venerables maestros, etc., etc.
Los ángeles de la muerte están escalonados en forma de jerarquías. Entre ellos hay grados y grados, escalas y escalas, etc.
Los ángeles de la muerte tienen sus templos en el mundo molecular, también tienen sus escuelas, palacios y bibliotecas. Allí en la inmensidad del gran océano de la vida existe un palacio funeral donde tiene su morada uno de los genios principales de la muerte, su rostro es como el de una doncella inefable y su cuerpo como el de un varón terrible. Este ser maravilloso usa un cuerpo electrónico totalmente andrógino. Este Ser es un Andrógino Divino. Bajo su dirección trabajan millares de ángeles de la muerte. En su biblioteca existen millares de volúmenes moleculares donde están escritos los nombres y datos kármicos de todos aquellos que deben morir, cada cual a su día y a su hora, de acuerdo con la ley del destino. La ciencia de la muerte es terriblemente divina.
El animal intelectual falsamente llamado hombre, muere inconsciente y nace inconsciente y así marcha ciego desde la cuna hasta el sepulcro, sin saber de dónde viene ni para dónde va. Cuando fabricamos alma, despertamos conciencia y sólo entonces nos hacemos conscientes de los misterios de la vida y la muerte. Todo hombre con alma puede negociar con los ángeles de la muerte y desencarnar a voluntad, de acuerdo con sus necesidades. Esto significa, poder para alargar la vida si así se considera necesario para realizar o terminar alguna labor en el mundo físico.
LOS TRIBUNALES DEL KARMA
El libro tibetano de los muertos dice: "Haz estado en un desmayo durante los últimos tres y medio días. Tan pronto como te recobres de este desmayo, tendrás el pensamiento" -qué ha pasado- (pues) en ese momento todo el Samsara (Universo fenoménico) estará en revolución.
El ingreso a los mundos electrónico y molecular en el momento de la muerte, es una prueba tremenda para la conciencia del hombre. El libro Tibetano de los Muertos, asegura que todos los hombres caen en el momento de la muerte, en un desmayo que dura tres días y medio. Max Heindel, Rudolf Steiner y muchísimos otros autores sostienen que durante estos tres días y medio el Ego desencarnado, ve pasar toda su vida en forma de imágenes y en orden retrospectivo. Aseguran dichos autores que dichos recuerdos se hallan contenidos en el cuerpo vital. Esto es cierto, pero solo es una parte de la verdad. Las imágenes y recuerdos contenidos en el cuerpo vital y su visión retrospectiva, sólo es repetición automática de algo semejante en el mundo electrónico.
En el momento de la muerte y durante los tres días y medio siguientes a la muerte, nuestra conciencia y nuestro juicio interno, son liberados por la descarga electrónica. Entonces vemos pasar toda nuestra vida en forma retrospectiva. La descarga es tan fuerte que el hombre cae después en un estado de coma y de sueños incoherentes. Solo aquellos que poseen eso que se llama alma, pueden resistir la descarga electrónica sin perder la conciencia.
Pasados los tres días y medio la esencia entra en un estado de conciencia tipo lunar. En el momento de la muerte revivimos la vida en forma retrospectiva, bajo la descarga electrónica, pero en forma muy rápida y terrible, en el mundo molecular volvemos a revivir nuestra vida que acaba de pasar en forma mucho mas lenta porque el tiempo en el mundo molecular es más lento que en el mundo electrónico.
Bajo la influencia lunar revivimos nuestra vida desde la ancianidad hasta la niñez y nacimiento. Los desencarnados visitan entonces todos aquellos lugares, con los cuales se relacionaron. Reviven cada escena de su vida, dicen y hacen lo mismo que hicieron, sintiendo alegría por las buenas obras y profundo dolor moral por las malas.
Terminado el trabajo retrospectivo es claro que tenemos plena conciencia del resultado final de la vida que acaba de pasar. Es entonces y solo entonces, cuando todo aquel que no esté decididamente perdido, toma la decisión de enmendar sus errores y pagar lo que debe. Solo los completamente perdidos no responden a los impactos terribles de los mundos molecular y electrónico. Realmente esos seres ya están tan materializados, que de hecho, retornan al mundo mineral. Este es el infierno cristiano, Ammit, el Monstruo Egipcio devorador de los muertos con sus gigantescas mandíbulas de cocodrilo. El devorador de los corazones, el buitre cósmico que consume los desechos o despojos de la humanidad, el Averno romano, el Avitchi Indostán, etc.
Todos los planos de existencia cósmica, mencionados por la teosofía, pueden ser perfectamente sintetizados en cuatro renglones: Infierno, Tierra, Paraíso, Cielo. Es decir: Mundo Mineral, Mundo Celular, Mundo Molecular y Mundo Electrónico.
El Juicio Final es el que decide la suerte de los desencarnados. Terminado el trabajo retrospectivo, tenemos que presentarnos ante los tribunales del Karma. En dichos tribunales tenemos que responder de cargos, la sentencia de los jueces es definitiva. Realmente no es exacto afirmar que todos los seres pasen a las regiones del paraíso o a los estados de felicidad de tipo celestial después del juicio. Realmente solo pasan a las regiones inefables mencionadas por la teosofía una muy pequeña minoría de seres. El juicio final divide a los desencarnados en tres grupos: 1º. Los que se reencarnan inmediatamente (retornan a la forma); 2º. Los que suben a los estados paradisíacos y celestes y los que reencarnan (retornan) mucho tiempo después; 3º. Los que entran al Reino Mineral (Infierno). Existen escuelas para la creación de Alma y también existen Escuelas de Regeneración sexual para la creación de espíritu. La Escuela Gnóstica Rosacruz, es templo y escuela a la vez. El Movimiento Gnóstico está íntimamente unido a la auténtica y legítima escuela Rosacruz, que solo existe en los mundos superiores. Nuestro Movimiento Gnóstico Cristiano Universal, enseña el camino real de la Regeneración. Nuestra Escuela enseña a crear Alma y Espíritu. Nuestro Movimiento tiene la Escuela Esotérica más completa. Nuestro movimiento está Iniciando la Era de Acuario, entre el Augusto tronar del Pensamiento.
El Rayo de la Muerte, reduce al llamado hombre, a una simple quinta esencia molecular. Así como una tonelada de flores puede reducirse a una simple gota de perfume esencial. La energía de la muerte, por ser tan fuerte, destruye totalmente el organismo humano. Es una corriente de tan altísimo voltaje, que inevitablemente destruye el organismo cuando llega a circular por éste. Así como un rayo puede despedazar un árbol, así también el rayo de la muerte, reduce a cenizas, el cuerpo humano. Es el único tipo de energía que el organismo no puede resistir. Este rayo conecta la muerte con la concepción. Los dos extremos se tocan. Cuando la esencia se desprende del viejo cuerpo, bajo el impacto terrible del rayo de la muerte, se produce una tensión eléctrica tremenda a una nota clave, cuyo resultado axiomático es el movimiento y combinación de los genes determinantes del futuro cuerpo físico. Así es como los sutiles constituyentes del huevo fecundo, se acomodan en disposición correspondiente, teniendo como base la tensión eléctrica y la nota clave de la muerte.
LO QUE CONTINÚA
Dos cosas van al sepulcro. La primera es el cuerpo físico, la segunda es la personalidad humana. Esta última como ya dijimos, se forma durante los primeros siete años de la infancia y se robustece con las experiencias. A veces la personalidad deambula por el cementerio, otras, sale de su sepulcro, cuando sus dolientes la visitan y le llevan flores. Pero a poco, la personalidad se va desintegrando. La personalidad es energética y atómica. La personalidad es perecedera. No existe ningún mañana para la personalidad del difunto, ella es mortal.
La personalidad no se reencarna. La personalidad es hija de su tiempo y muere en su tiempo. Aquella que continúa es la Esencia, es decir, el fantasma del muerto. Dentro de dicho fantasma, se desenvuelven el ego reencarnante, el Yo, el mi mismo. Este último es legión de Diablos que continúan. Es falso dividirnos entre dos Yoes, uno de tipo inferior y otro de tipo superior. El Yo es Legión de diablos, que se desarrollan normalmente dentro de nosotros mismos, eso es todo.
Mucho se habla en la literatura ocultista de un yo superior, de un yo divino pero resulta que ese tal yo superior no es tal yo. La Seidad Divina, trasciende todo Yoismo. Aquello que no tiene nombre profano es el Ser, el Eterno.
La Esencia es molecular, la esencia, el fantasma del muerto, vive normalmente en el mundo molecular, así pues, al morir salimos del mundo celular y entramos en el mundo molecular, en el mundo molecular, usamos un cuerpo molecular.
EL CUERPO VITAL
En el organismo humano existe un cuerpo Termo-Eléctrico-Magnético. Este es el cuerpo vital. Dicho cuerpo es el asiento de la vida orgánica. Ningún organismo podría vivir sin el cuerpo vital. Cada átomo del cuerpo vital, penetra dentro de cada átomo del cuerpo físico, para hacerle vibrar intensamente. Todos los fenómenos químicos, fisiológicos y biológicos, todo fenómeno de percepción, todo proceso metabólico, toda acción de las calorías, etc., tiene su base en el cuerpo vital. Este cuerpo es realmente la sección superior del cuerpo físico, el cuerpo Tetra-dimensional. En el último instante de la vida, dicho cuerpo se escapa del organismo físico. El cuerpo vital no entra al sepulcro. El cuerpo vital flota cerca del sepulcro y se va desintegrando lentamente conforme el cadáver se va desintegrando. Al sepulcro solo entran el cadáver y la personalidad del fallecido. El cuerpo vital, tiene más realidad que el cuerpo físico. Sabemos muy bien que cada siete años cambia totalmente el cuerpo físico y no queda ni un solo átomo antiguo en dicho cuerpo. Empero, el cuerpo vital no cambia. En dicho cuerpo están contenidos todos los átomos de la niñez, adolescencia, juventud, madurez, vejez y decrepitud. El cuerpo físico pertenece al mundo de tres dimensiones. El cuerpo vital es el cuerpo de la cuarta dimensión.
LA QUINTA DIMENSIÓN
Los fantasmas de los fallecidos viven en la quinta dimensión, esta es la Eternidad. Largo, ancho y alto forman las tres dimensiones del mundo celular. El tiempo, es la cuarta dimensión; la Eternidad es la quinta dimensión y aquello que está más allá de la Eternidad y del tiempo, corresponde a la sexta dimensión.
Realmente la liberación comienza en la sexta dimensión, el mundo del espíritu divino, es el mundo Electrónico. el mundo de la Sexta dimensión. Todo aquel que muere entra en la quinta dimensión.
La eternidad se abre para devorar a los fallecidos y luego los expulsa de su seno para regresarlos al mundo del tiempo y de la forma física. Los fallecidos son expulsados de la eternidad porque todavía no poseen el Ser. Solo quienes poseen el Ser pueden vivir en la eternidad. El Ser es el Intimo. El Espíritu. Es necesario trabajar primero con la materia molecular para fabricar alma y luego refinar la energía de esta alma a un grado más alto para fabricar espíritu. Hay que transmutar la materia molecular en electrónica y fusionar el átomo, para liberar el fuego sagrado que nos convierte en espíritus divinos.
LOS ANGELES DE LA MUERTE
Los ángeles que rigen los procesos de la concepción, viven normalmente en la cuarta dimensión y los que gobiernan la muerte en la quinta dimensión. Los primeros conectan la Conciencia con el Zoospermo, los segundos rompen la conexión que existe entre la Conciencia y el cuerpo físico.
Los ángeles de la muerte son en sí mismos hombres perfectos, es muy amarga la pérdida de un ser querido y parecería como si los ángeles de la muerte fuesen demasiado crueles, pero ellos realmente no lo son, aun cuando parezca increíble. Los ángeles de la muerte trabajan de acuerdo con la ley, con suprema sabiduría y muchísimo amor y caridad. Esto solo lo podemos entender claramente cuando nos identificamos con ellos en el mundo molecular y en el mundo electrónico. Los ángeles de la vida le dan al ser humano un cuerpo vital para que pueda vivir. Los ángeles de la muerte le quitan al ser humano la vida. Esto lo hacen cortando el cordón de plata. Dicho cordón se corresponde con el cordón umbilical y es séptuple en su interna constitución íntima. Los ángeles de la vida conectan al cuerpo molecular de los desencarnados con el zoospermo. Así todos, vuelven a tener un nuevo cuerpo, realmente el cordón de plata es el hilo de la vida que los ángeles de la muerte rompen en su día y en su hora de acuerdo con la ley del destino. Este hilo maravilloso pertenece a las dimensiones superiores del espacio y solo puede ser visto con el sentido espacial.
Los moribundos suelen ver al ángel de la muerte como una figura esquelética espectral bastante horrible. Realmente lo que sucede es que éste se reviste con el traje que corresponde a su oficio. En la vida práctica el policía viste el uniforme; el médico, su bata blanca; el juez, su toga; el sacerdote su hábito religioso, etc. Las vestiduras funerales y la esquelética figura de los ángeles de la muerte, horrorizan a aquellos que todavía no han despertado la conciencia. Los símbolos funerales de los ángeles de la muerte son: la hoz que siega vidas, la calavera de la muerte, el búho, la lechuza, etc. Fuera de su trabajo, la apariencia de los ángeles de la muerte es la de hermosos niños, sublimes doncellas, venerables maestros, etc., etc.
Los ángeles de la muerte están escalonados en forma de jerarquías. Entre ellos hay grados y grados, escalas y escalas, etc.
Los ángeles de la muerte tienen sus templos en el mundo molecular, también tienen sus escuelas, palacios y bibliotecas. Allí en la inmensidad del gran océano de la vida existe un palacio funeral donde tiene su morada uno de los genios principales de la muerte, su rostro es como el de una doncella inefable y su cuerpo como el de un varón terrible. Este ser maravilloso usa un cuerpo electrónico totalmente andrógino. Este Ser es un Andrógino Divino. Bajo su dirección trabajan millares de ángeles de la muerte. En su biblioteca existen millares de volúmenes moleculares donde están escritos los nombres y datos kármicos de todos aquellos que deben morir, cada cual a su día y a su hora, de acuerdo con la ley del destino. La ciencia de la muerte es terriblemente divina.
El animal intelectual falsamente llamado hombre, muere inconsciente y nace inconsciente y así marcha ciego desde la cuna hasta el sepulcro, sin saber de dónde viene ni para dónde va. Cuando fabricamos alma, despertamos conciencia y sólo entonces nos hacemos conscientes de los misterios de la vida y la muerte. Todo hombre con alma puede negociar con los ángeles de la muerte y desencarnar a voluntad, de acuerdo con sus necesidades. Esto significa, poder para alargar la vida si así se considera necesario para realizar o terminar alguna labor en el mundo físico.
LOS TRIBUNALES DEL KARMA
El libro tibetano de los muertos dice: "Haz estado en un desmayo durante los últimos tres y medio días. Tan pronto como te recobres de este desmayo, tendrás el pensamiento" -qué ha pasado- (pues) en ese momento todo el Samsara (Universo fenoménico) estará en revolución.
El ingreso a los mundos electrónico y molecular en el momento de la muerte, es una prueba tremenda para la conciencia del hombre. El libro Tibetano de los Muertos, asegura que todos los hombres caen en el momento de la muerte, en un desmayo que dura tres días y medio. Max Heindel, Rudolf Steiner y muchísimos otros autores sostienen que durante estos tres días y medio el Ego desencarnado, ve pasar toda su vida en forma de imágenes y en orden retrospectivo. Aseguran dichos autores que dichos recuerdos se hallan contenidos en el cuerpo vital. Esto es cierto, pero solo es una parte de la verdad. Las imágenes y recuerdos contenidos en el cuerpo vital y su visión retrospectiva, sólo es repetición automática de algo semejante en el mundo electrónico.
En el momento de la muerte y durante los tres días y medio siguientes a la muerte, nuestra conciencia y nuestro juicio interno, son liberados por la descarga electrónica. Entonces vemos pasar toda nuestra vida en forma retrospectiva. La descarga es tan fuerte que el hombre cae después en un estado de coma y de sueños incoherentes. Solo aquellos que poseen eso que se llama alma, pueden resistir la descarga electrónica sin perder la conciencia.
Pasados los tres días y medio la esencia entra en un estado de conciencia tipo lunar. En el momento de la muerte revivimos la vida en forma retrospectiva, bajo la descarga electrónica, pero en forma muy rápida y terrible, en el mundo molecular volvemos a revivir nuestra vida que acaba de pasar en forma mucho mas lenta porque el tiempo en el mundo molecular es más lento que en el mundo electrónico.
Bajo la influencia lunar revivimos nuestra vida desde la ancianidad hasta la niñez y nacimiento. Los desencarnados visitan entonces todos aquellos lugares, con los cuales se relacionaron. Reviven cada escena de su vida, dicen y hacen lo mismo que hicieron, sintiendo alegría por las buenas obras y profundo dolor moral por las malas.
Terminado el trabajo retrospectivo es claro que tenemos plena conciencia del resultado final de la vida que acaba de pasar. Es entonces y solo entonces, cuando todo aquel que no esté decididamente perdido, toma la decisión de enmendar sus errores y pagar lo que debe. Solo los completamente perdidos no responden a los impactos terribles de los mundos molecular y electrónico. Realmente esos seres ya están tan materializados, que de hecho, retornan al mundo mineral. Este es el infierno cristiano, Ammit, el Monstruo Egipcio devorador de los muertos con sus gigantescas mandíbulas de cocodrilo. El devorador de los corazones, el buitre cósmico que consume los desechos o despojos de la humanidad, el Averno romano, el Avitchi Indostán, etc.
Todos los planos de existencia cósmica, mencionados por la teosofía, pueden ser perfectamente sintetizados en cuatro renglones: Infierno, Tierra, Paraíso, Cielo. Es decir: Mundo Mineral, Mundo Celular, Mundo Molecular y Mundo Electrónico.
El Juicio Final es el que decide la suerte de los desencarnados. Terminado el trabajo retrospectivo, tenemos que presentarnos ante los tribunales del Karma. En dichos tribunales tenemos que responder de cargos, la sentencia de los jueces es definitiva. Realmente no es exacto afirmar que todos los seres pasen a las regiones del paraíso o a los estados de felicidad de tipo celestial después del juicio. Realmente solo pasan a las regiones inefables mencionadas por la teosofía una muy pequeña minoría de seres. El juicio final divide a los desencarnados en tres grupos: 1º. Los que se reencarnan inmediatamente (retornan a la forma); 2º. Los que suben a los estados paradisíacos y celestes y los que reencarnan (retornan) mucho tiempo después; 3º. Los que entran al Reino Mineral (Infierno). Existen escuelas para la creación de Alma y también existen Escuelas de Regeneración sexual para la creación de espíritu. La Escuela Gnóstica Rosacruz, es templo y escuela a la vez. El Movimiento Gnóstico está íntimamente unido a la auténtica y legítima escuela Rosacruz, que solo existe en los mundos superiores. Nuestro Movimiento Gnóstico Cristiano Universal, enseña el camino real de la Regeneración. Nuestra Escuela enseña a crear Alma y Espíritu. Nuestro Movimiento tiene la Escuela Esotérica más completa. Nuestro movimiento está Iniciando la Era de Acuario, entre el Augusto tronar del Pensamiento.